miércoles, 28 de noviembre de 2012

La dignidad. el amor y la misericordia como pilares fundamentales de la construcción humanista en la universidad Luis Amigó



LA DIGNIDAD, EL AMOR Y LA MISERICORDIA COMO PILARES FUNDAMENTALES DE LA CONSTRUCCIÓN HUMANISTA CRISTIANA EN LA UNIVERSIDAD LUIS AMIGÓ


Jairo David Garces Lozano
Estudiante Psicología FUNLAM


Basado en:
 “Concepto de humanismo cristiano en la FUNLAM” por Fray Marino Martínez Pérez – Rector FUNLAM.


Hemos de abordar el texto desde tres macro-núcleos fundamentales, que definen y guían el proceso de formación y desarrollo de la comunidad amigoniana, pilares fundamentales que definen al amigoniano incluso fuera del espacio universitario, en su vida personal, en su vocación profesional y en su relación con la comunidad y el medio ambiente.

Estos pilares son: Jesús de Nazaret; María en la advocación de Madre Dolorosa y Francisco de Asís.

Jesús de Nazaret enseñó a la humanidad una manera de ser y vivir. Como “buen pastor” defendió la dignidad de sus ovejas, dando importancia, guía y amor a la que se pierde del rebaño, oveja que debe ser guiada y en la que debe ser restituida su dignidad y su valía como subjetividad independiente y como ser.

En este sentido, el amigoniano debe ser una persona integral, adecuadamente relacionada con sí mismo, con los otros, con el medio y con lo trascendente. Esto quiere decir en primer lugar que debe ser (o estar en la búsqueda de ser, pues en mi opinión es algo que constantemente se está actualizando en el ser humano y exige una constante adaptación a las diferentes realidades que atraviesan el curso de la vida del hombre) una persona con conciencia de sí, saber  quién es, con un auto concepto definido y un autoestima fuerte que le permita fortalecer su resiliencia, con capacidad de autocrítica, la cual considero un valor fundamental que permite al hombre evolucionar en su ser, en su sentido y en su proyecto de vida; y en constante autoevaluación que lo mantenga orientado hacia metas claras y nobles por el camino enseñado por Jesús, una senda de bondad, de despojo de lo terrenal, con valores cristianos que conllevan a la felicidad, evitar el vacío existencial y seguir el camino en dirección a las metas y a la trascendencia.

Un amigoniano en óptima relación intersubjetiva, partiendo desde su propia subjetividad debe ser una persona capaz de aceptar, comprender y complementar las demás subjetividades con las que tiene relación (como ya hemos dicho anteriormente) dentro y fuera del espacio académico. La aceptación, la confianza, la humildad, el respeto, la tolerancia, el cuidado de la naturaleza, la limpieza y el auto cuidado, resultan características esenciales de seres humanos inmersos en una cultura amigoniana basada en las enseñanzas impartidas por Jesús.

¿Entonces cual es la función de los docentes y directivos de la universidad? Estar comprometidos con la formación integral y digna del ser humano que en años cercanos se convertirá en un profesional egresado de la Luis Amigó. Cumpliendo así con la visión de la universidad; instaurar una filosofía humanista cristiana a partir de una formación de docentes y directivos con vocación pedagógica (vocación que al ser aplicada con convicción y determinación, de forma natural se transmitirá a las generaciones siguientes), los puntos anteriormente tratados, llevan de forma directa a alcanzar la calidad no solo profesional sino humana, que en este contexto humanista cristiano cuando con una importancia cuando menos igual de importante; y esto va a permitir a la universidad el reconocimiento local, nacional e internacional, en la formación de seres humanos profesionales íntegros, humanos y cristianos.

Entonces surge una pregunta de gran importancia, ¿Cómo conseguir el cumplimiento de una meta tan ambiciosa y subjetiva, como es la formación de seres humanos íntegros? Para responder a esta pregunta tomaremos como referente nuestro segundo pilar amigoniano, la Virgen María.

María como referente nos invita a vivir el amor como punto de partida y de llegada, el amor por el aprendizaje y la enseñanza por parte de los estudiantes como esencia de la universidad y docentes como maestros de esos discípulos que con amor, autoridad e instrucción serán maestros de nuevos discípulos mantienen por el camino adecuado el desarrollo de la universidad.

El amor será pieza fundamental en la estructuración de la cultura amigoniana, no podemos hablar de “calidad” cuando no estamos enamorados de lo que hacemos y no nos acercamos desde el amor a las personas con las que establecemos relación. Ésta la es enseñanza de María, el actuar y el vivir en el amor, la duda y la dificultad se sobrellevan en el amor, en el sacrificio y en la voluntad. Valores que se estructuran en los profesionales, empleados, estudiantes, docentes y miembros de la comunidad amigoniana y aquellos que desde afuera por diferentes razones se vinculan a la universidad.

En la Universidad Luis Amigó se debe dar un ambiente cobijado por el amor, hacia sí mismo, hacia los demás y hacia el medio ambiente en el que nos relacionamos, la invitación es a vivir con pasión a dar sentido y a inundar con amor, incluso los aspectos más simples de la vida, lo cotidiano y lo extraordinario.

Para finalizar, debemos hablar de la vocación pedagógica directiva y amorosa. En este aspecto se configura Francisco de Asís profeta de la misericordia. La enseñanza y el aprendizaje con calidad humana y profesional, que permitan a la universidad posicionarse y ser reconocida, deben basarse en el principio de la educación con amor, dirección y misericordia, la paciencia con la “oveja descarriada”, mantener los procesos exitosos, el cuidado de las integridades humanas que se puedan considerar más fuertemente formadas mantienen la lógica fundamental de la universidad.

No es admisible para los humanistas cristianos referirse otro ser humano como “caso imposible”, desde el amor y la misericordia, el maestro tiene un compromiso consigo mismo y con el discípulo de agotar todos los recursos para reeducar, y si esto llegase a fallar, entonces el compromiso es generar nuevos recursos para devolver la dignidad a ese ser humano, pero por la misma vía, el discípulo amigoniano debe comprometerse con su propio proceso. Es una relación que va en doble vía y constantemente se retroalimenta en ambas direcciones, con un maestro amoroso, recursivo y autoritario, y un discípulo dispuesto, comprometido y que reconoce en el maestro la intervención de estos tres pilares que constituyen la cultura humanista cristiana en la universidad Luis Amigó. 

Medellín - Antioquia; Noviembre de 2012; 
Jairo David Garces Lozano, Estudiante Psicología FUNLAM