LA DIGNIDAD, EL AMOR Y LA MISERICORDIA COMO PILARES FUNDAMENTALES DE LA
CONSTRUCCIÓN HUMANISTA CRISTIANA EN LA UNIVERSIDAD LUIS AMIGÓ
Jairo David Garces
Lozano
Estudiante Psicología FUNLAM
Basado
en:
“Concepto de humanismo cristiano en la FUNLAM”
por Fray Marino Martínez Pérez – Rector FUNLAM.
Hemos de abordar el texto desde
tres macro-núcleos fundamentales, que definen y guían el proceso de formación y
desarrollo de la comunidad amigoniana, pilares fundamentales que definen al
amigoniano incluso fuera del espacio universitario, en su vida personal, en su
vocación profesional y en su relación con la comunidad y el medio ambiente.
Estos pilares son: Jesús de Nazaret; María en la advocación de Madre Dolorosa
y Francisco de Asís.
Jesús de Nazaret enseñó a la humanidad una manera de ser y vivir. Como
“buen pastor” defendió la dignidad de sus ovejas, dando importancia, guía y
amor a la que se pierde del rebaño, oveja que debe ser guiada y en la que debe
ser restituida su dignidad y su valía como subjetividad independiente y como
ser.
En este sentido, el amigoniano debe ser una persona integral,
adecuadamente relacionada con sí mismo, con los otros, con el medio y con lo
trascendente. Esto quiere decir en primer lugar que debe ser (o estar en la
búsqueda de ser, pues en mi opinión es algo que constantemente se está
actualizando en el ser humano y exige una constante adaptación a las diferentes
realidades que atraviesan el curso de la vida del hombre) una persona con
conciencia de sí, saber quién es, con un
auto concepto definido y un autoestima fuerte que le permita fortalecer su
resiliencia, con capacidad de autocrítica, la cual considero un valor
fundamental que permite al hombre evolucionar en su ser, en su sentido y en su
proyecto de vida; y en constante autoevaluación que lo mantenga orientado hacia
metas claras y nobles por el camino enseñado por Jesús, una senda de bondad, de
despojo de lo terrenal, con valores cristianos que conllevan a la felicidad, evitar
el vacío existencial y seguir el camino en dirección a las metas y a la
trascendencia.
Un amigoniano en óptima relación intersubjetiva, partiendo desde su
propia subjetividad debe ser una persona capaz de aceptar, comprender y
complementar las demás subjetividades con las que tiene relación (como ya hemos
dicho anteriormente) dentro y fuera del espacio académico. La aceptación, la
confianza, la humildad, el respeto, la tolerancia, el cuidado de la naturaleza,
la limpieza y el auto cuidado, resultan características esenciales de seres
humanos inmersos en una cultura amigoniana basada en las enseñanzas impartidas
por Jesús.
¿Entonces cual es la función de los docentes y directivos de la
universidad? Estar comprometidos con la formación integral y digna del ser
humano que en años cercanos se convertirá en un profesional egresado de la Luis
Amigó. Cumpliendo así con la visión de la universidad; instaurar una filosofía
humanista cristiana a partir de una formación de docentes y directivos con
vocación pedagógica (vocación que al ser aplicada con convicción y
determinación, de forma natural se transmitirá a las generaciones siguientes),
los puntos anteriormente tratados, llevan de forma directa a alcanzar la
calidad no solo profesional sino humana, que en este contexto humanista
cristiano cuando con una importancia cuando menos igual de importante; y esto
va a permitir a la universidad el reconocimiento local, nacional e
internacional, en la formación de seres humanos profesionales íntegros, humanos
y cristianos.
Entonces surge una pregunta de gran importancia, ¿Cómo conseguir el
cumplimiento de una meta tan ambiciosa y subjetiva, como es la formación de
seres humanos íntegros? Para responder a esta pregunta tomaremos como referente
nuestro segundo pilar amigoniano, la Virgen María.
María como referente nos invita a vivir el amor como punto de partida y
de llegada, el amor por el aprendizaje y la enseñanza por parte de los
estudiantes como esencia de la universidad y docentes como maestros de esos
discípulos que con amor, autoridad e instrucción serán maestros de nuevos
discípulos mantienen por el camino adecuado el desarrollo de la universidad.
El amor será pieza fundamental en la estructuración de la cultura
amigoniana, no podemos hablar de “calidad” cuando no estamos enamorados de lo
que hacemos y no nos acercamos desde el amor a las personas con las que
establecemos relación. Ésta la es enseñanza de María, el actuar y el vivir en
el amor, la duda y la dificultad se sobrellevan en el amor, en el sacrificio y
en la voluntad. Valores que se estructuran en los profesionales, empleados,
estudiantes, docentes y miembros de la comunidad amigoniana y aquellos que
desde afuera por diferentes razones se vinculan a la universidad.
En la Universidad Luis Amigó se debe dar un ambiente cobijado por el
amor, hacia sí mismo, hacia los demás y hacia el medio ambiente en el que nos
relacionamos, la invitación es a vivir con pasión a dar sentido y a inundar con
amor, incluso los aspectos más simples de la vida, lo cotidiano y lo extraordinario.
Para finalizar, debemos hablar de la vocación pedagógica directiva y
amorosa. En este aspecto se configura Francisco de Asís profeta de la
misericordia. La enseñanza y el aprendizaje con calidad humana y profesional,
que permitan a la universidad posicionarse y ser reconocida, deben basarse en
el principio de la educación con amor, dirección y misericordia, la paciencia
con la “oveja descarriada”, mantener los procesos exitosos, el cuidado de las
integridades humanas que se puedan considerar más fuertemente formadas
mantienen la lógica fundamental de la universidad.
No es admisible para los humanistas cristianos referirse otro ser humano
como “caso imposible”, desde el amor y la misericordia, el maestro tiene un
compromiso consigo mismo y con el discípulo de agotar todos los recursos para
reeducar, y si esto llegase a fallar, entonces el compromiso es generar nuevos
recursos para devolver la dignidad a ese ser humano, pero por la misma vía, el
discípulo amigoniano debe comprometerse con su propio proceso. Es una relación
que va en doble vía y constantemente se retroalimenta en ambas direcciones, con
un maestro amoroso, recursivo y autoritario, y un discípulo dispuesto,
comprometido y que reconoce en el maestro la intervención de estos tres pilares
que constituyen la cultura humanista cristiana en la universidad Luis Amigó.
Medellín - Antioquia; Noviembre de 2012;
Jairo David Garces Lozano, Estudiante Psicología FUNLAM